::LA MÚSICA DE RAPSODA:: ESCUCHA MI MÚSICA MÁS MÚSICA 1996 2003 2040 Tributetomosaix
::GLORIA ESTEFAN... MI MÚSICA:: Sin lugar a dudas Gloria Estefan es la mejor cantante femenina que haya existido en la historia no sólo por su enorme carisma sino por su versatilidad musical. Capaz de unir dos culturas tan diferentes como la americana y la latina. La reina del pop y de cuanto ritmo ha interpretado. Sin lugar a dudas:Gloria rules!!!!!!
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No llores (Almost all versions)
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Reseña musical de Gloria Estefan (version 2009) solo canciones movidas
Baladas que inmortalizaron a Gloria Estefan (2009) en español
Rapsoda Gloria Live forever set mix
Turn the beat around (SoulSeekerz-Turn Me Upside Down Sir Nigel's Vocal Bootleg Mix)
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viernes, junio 16, 2006 Conexión Con Mi Propia Masculinidad ![]() No escogí ser homosexual, ni nací siéndolo. En lugar de eso mi atracción hacia los hombres fue algo que se desarrolló después de varios años, con muchos factores que contribuyeron a ello. Cuando era niño no sabía que mi padre me amaba. Él siempre estaba en el trabajo y yo no lo veía mucho. Mis necesidades de amor y afirmación no fueron satisfechas. A pesar de que mi papá no quería lastimarme yo me sentía rechazado, y me alejé de él para no sufrir más. Desde luego, esto no resolvió el problema de las necesidades insatisfechas pues aún estaba con un vacío en mi corazón. Y mientras no se afirmaba mi masculinidad, alejarme de él significó que más tarde hubo un varón adulto en mi vida para unirme e identificarme con él. Cuando era niño usualmente debía comenzar el camino cuando los otros niños ya lo habían recorrido. Generalmente esto era debido a cuestiones geográficas. Del kinder hasta el grado 12, viví lejos de la escuela y de mis compañeros, lo que limitaba mis amistades y actividades después de la escuela. Con frecuencia regresaba a casa y jugaba Lego o leía libros en mi cuarto. Aún en la escuela, mi falta de interés y habilidades en los deportes significaba terminar en la banca o posiciones similares en la clase de gimnasia. Por las frecuentes mudanzas, cambié de escuela 5 veces, estando hasta en tres diferentes durante un año. Fue difícil hacer amigos cuando todos los chicos se conocían entre ellos desde hacía ya un buen tiempo. Viví en la periferia de la vida debido a una cosa simple y compleja llamada abuso sexual, que en mi caso fue ser acariciado sexualmente por un varón adulto “amigo de la familia” a la edad de 5 años, y ser violado por tres compañeros en mis primeros años de la adolescencia. El abuso me hizo tenerle miedo a los hombres. Encontraba más fácil hacer amistad con las mujeres, pues ellas no estaban interesadas en ser competitivas como los varones. El abuso destruyó mi personalidad y lo poco que había de masculinidad. El mensaje que obtuve fue que yo estaba sucio y que sólo servía para ser usado por otros. El abuso también me enseñó que la manera de estar cerca de un hombre era estando sexualmente involucrado con él. Esto era, después de todo, el contexto en el cual yo había experimentado cercanía y atención. En la mitad de este proceso, durante la pubertad, ya sexualizaba mis necesidades emocionales de amor y afirmación. En lo que puedo recordar, las fantasías sexuales que tenía, eran únicamente con hombres. Al principio de la preparatoria algunos de los muchachos (particularmente uno llamado Jimmy) con frecuencia me llamaban “marica”; yo entendía que era un término degradante, pero no sabía exactamente qué significaba, ni que podría ser usado para describir generalmente mis deseos. Unos meses antes de cumplir 19 años me di cuenta que la palabra homosexual se aplicaba a mis pensamientos y deseos. Esto fue un gran shock para mí y caí en la depresión. Estaba malhumorado y dormía mucho. Evitaba responder cuando alguien me preguntaba “¿Cómo estás ?”. En dos ocasiones tuve ganas de quitarme la vida. Por un lado yo seguía siendo el mismo, pero ahora tenía una etiqueta adherida a mí. Ahora sabía que los pensamientos que estaban en mi cabeza no eran los mismos pensamientos que la gente tenía. No era mas “yo”. Le dije a mis dos amigos más cercanos lo que me estaba pasando. Raymond dijo que ya sabía, y que él también era gay. Cuando le dije a Richard, estábamos sentados en la cocina; era de noche ya tarde, y mis padres estaban durmiendo ; fue un momento muy difícil. Recuerdo que sujetaba un vaso firmemente en mi mano y lo apretaba con temor y emoción. Cuando finalmente pude hablar, Richard no se sorprendió al oír que yo estaba luchando con la homosexualidad y esto fue de mucho apoyo. Fue útil tener a ambos amigos, uno que ya sabía lo que yo estaba sufriendo por estar en una situación similar, y otro que me apoyaba. La mayoría de los amigos que me ayudaron a salir de este estilo de vida fueron cristianos normales, y únicamente dos de ellos reaccionaron negativamente. El resto de ellos continuó amándome y tratándome como lo hacían antes de saberlo. Me consideré muy afortunado en este aspecto, porque sé que muchos gays y lesbianas no han experimentado la misma compasión y aceptación incondicional como personas. En los siguientes meses, conseguí información de una línea telefónica local gay y pregunté si mis creencias acerca de lo que la Biblia decía eran incorrectas. Después de mucho pensarlo, concluí que el deseo de Dios para su creación era que un hombre y una mujer se unieran en compromiso de por vida, y que todo lo demás era incorrecto. No sabía que un cambio en mí era posible, pero decidí que seguir a Jesús sería mi prioridad, aunque nada cambiara en relación con mi sexualidad. Esto fue una decisión difícil para mí. Yo sabía que esto podía significar quedarme solo el resto de mi vida. Ese agosto me mudé a London, una ciudad en Ontario, Canadá. En la Universidad, una de la primeras personas que conocí fue un estudiante cristiano llamado Ron, y nos hicimos amigos. Me llevó mucho tiempo confiar lo suficiente en él para contarle por qué estaba sintiéndome tan deprimido. Cuando lo hice, nuestra amistad se fortaleció. Mucho después él me contó una historia que había escuchado en una de sus clases, acerca de un doctor alcohólico que tenía dos hijos. Después de salir de su trabajo, este doctor con frecuencia tomaba lo suficiente para hacer que el tiempo de la cena familiar fuera una experiencia desagradable. Sus hijos crecieron y un día antes de la cena lo ataron en su estudio. Su esposa pensó que estaba trabajando hasta tarde. Fue la primera comida pacífica en mucho tiempo, y los muchachos usaron el mismo método en las siguientes noches. Un día, un vecino notó que la luz se prendía y se apagaba y descubrió lo que estaba pasando. El doctor comenzó a recibir un tratamiento de alcoholismo. El punto de la historia fue que aunque funcionaba lo que los muchachos hacían, realmente no estaban resolviendo el problema. Como dijo el profesor de Ron, fue una manera errónea de enfrentarse a la situación. De alguna manera, esta historia tuvo sentido para mi propia experiencia, y me dio una gran esperanza. Dos cosas sucedieron durante los años entre escuchar esta historia y empezar a luchar con el abuso que sufrí: En primer lugar, aprendí mucho acerca de la homosexualidad, aún de los diversos puntos de vista de las personas que se encontraban cerca de mí. Empecé a ver cómo las cosas que sucedían afectaban mi sentido de lo que yo era, tanto en mi identidad masculina como en mi sexualidad. Empecé a entender cómo respondí a lo que sucedió, y que el hecho de hacer a un lado a mi padre cuando me sentía rechazado afectaba fuertemente el concepto de mí mismo. Esto más tarde aclaró que mis fantasías sexuales con hombres reflejaban el abuso no resuelto de mi infancia, y fueron un intento de reconectar la masculinidad que no tenía. El tratar de obtener valor y masculinidad de otros hombres era para mí “una manera equivocada de enfrentarme a la situación”. En segundo lugar, aprendí que Dios realmente me amaba. Necesitaba saber en mi corazón que yo era importante para él y que me amaba tal como era. No tenía que cambiar primero, ni resolver todos mis problemas; de hecho no había nada que pudiera hacer para lograr que él me amara más de lo que ya lo hacía. Al ir congregándome en la iglesia, pude entender cuánto Dios me amaba. Pero la experiencia con mi padre terrenal, hacía difícil para mí comprender la magnitud del amor de mi Padre Celestial. Parte de lo que me ayudó a sanar en esta área fue separar a “mis dos padres”. Esto me permitió amar a mi padre terrenal, al verlo como un hombre que tenía muchas cualidades además de sus defectos, y descubrir que era un mejor padre para mí de lo que su padre fue para él. Entonces pude ver a mi Padre Celestial más claramente como alguien que me ama y siempre está para mí. El saber que Dios realmente me amaba me dio una base sólida para enfrentar el abuso de mi infancia. Al trabajar primero con un incidente, luego con otro, empecé a ver las mentiras que había creído. El abuso me dijo que yo era un bueno para nada, pero Dios me dijo que soy precioso y que ese abuso nunca debió haber sucedido. El abuso me dijo que yo era malo, pero Dios me dice que lo que sucedió no es mi culpa. Cuando me afligía al recordar la pérdida de mi infancia y mi inocencia, Dios me sostenía y me confortaba. Él también puso a mi alrededor un número de amigos que me ayudaron en ese tiempo doloroso. Uno de ellos fue una mujer llamada Wendy, quien había sido mi colega por 5 años. A través de esos años se desarrolló una buena amistad, y casi sin saberlo me empecé a enamorar de ella. Nos casamos en Julio de 1991, no bajo la creencia errónea de que el matrimonio “cura” la homosexualidad, sino porque verdaderamente la amaba y me atraía. Esto fue una gran sorpresa para mí, no esperaba casarme, ni había estado sexualmente atraído hacia las mujeres anteriormente. Hace casi tres años, empecé a trabajar con el incidente de abuso más severo. Con dificultad tuve que decírselo a Wendy y a otro amigo, Don, y compartirles algunos asuntos relacionados. Ahora me doy cuenta que aún quedan cosas por resolver. Aún siento mucha vergüenza por lo que me hicieron. Aunque sé que no soy malo, en ocasiones siento cosas malas por lo que soy. Lentamente he comenzado a decirle a más personas lo que sucedió cuando abusaron de mí, De esta manera me libero del poder de un secreto que me esclavizó por años. Ni Garry ni Dave, a quienes les conté recientemente, cambiaron su opinión sobre mí por esto. Sus respuestas me muestran cómo Dios me ve, y que no me condena por lo que sucedió. Fui homosexual, pero ya no más. Ahora experimento atracción sexual hacia las mujeres. Encuentro mi relación física con Wendy muy satisfactoria, sin necesidad de fantasías homosexuales. Pero aun experimento cierta atracción hacia los hombres; espero que esto continúe disminuyendo como las secuelas del abuso y la vergüenza, y así poder ganar un sentido más grande de mi masculinidad. Tengo que mantenerme caminando con Dios, necesito tener Su verdad y Su luz brillando sobre las mentiras que creí por mucho tiempo. Él realmente sabe quien soy y debo mirar hacia mi continuo desarrollo. Noviembre de 1997 Posdata Por mucho tiempo no tenía idea de qué hacer con la vergüenza que sentía. Fue sólo después de ver una entrevista de televisión a una oficial de policía que fue violada cuando supe lo que necesitaba hacer. Ella no podía superar lo que le había sucedido hasta que empezó a romper el silencio y hablar acerca de su experiencia. Me di cuenta entonces que también necesitaba contarle a más personas lo que me había sucedido. La primera persona a quien le conté fue a Dave, el pastor juvenil de mi iglesia. Sabía que podía confiar en él ya que habíamos hablado anteriormente de otros asuntos, pero aún así me llevó varias horas para poder contarle que yo había sido violado por un hombre en frente de algunos de mis compañeros. Después que dejé la oficina, noté tres cosas. Primero: no pareció ser un horrible secreto; segundo: me asombró que él, otro hombre, me hubiera dado su tarde completa. Y tercero empecé a sentirme airado con el hombre que me había violado. Meses después, le hice a Dave una pregunta importante: “¿piensas que soy malo por lo que sucedió ?” Mi cerebro sabía la respuesta correcta, pero mi corazón no. Él dijo, “Nunca pasó por mi mente que podrías ser malo por lo que sucedió” Esperaba que Dave dijera eso, por muchas razones; él no pensaba que yo era malo. Lo que dijo de que nunca cruzó por su mente fue algo inesperado, y Dios usó esa respuesta para empezar a alcanzar mi corazón. En la primavera pasada, hablé con Garry, un amigo cercano que había estado conmigo cuando estaba trabajando lo del abuso; le hice la misma pregunta. El tampoco pensó que yo fuera malo. En julio fui a tomar el café con Richard, una de las primeras personas a quien le hablé de mis luchas con la homosexualidad. Cuando le dije este secreto, no fue necesario preguntar si él pensaba que yo era malo. La verdad ya estaba en mi corazón y la vergüenza se había ido. Sin embargo la ira permanecía, y como lo hizo el dolor y el sufrimiento, en varias ocasiones se juntaban esos sentimientos y me afligían por la pérdida que había experimentado muchos años antes. En la mitad del verano, al darme cuenta que la ira necesitaba ser trabajada, pensé en dibujar para expresar lo que sentía. La oportunidad de hacer esto llegó a principios de septiembre, cuando Don y Yo fuimos a una casa de campo durante un fin de semana. Llevé papel, marcadores y una fotocopia de la cara de un hombre. Una tarde del sábado, empecé a sentirme molesto, y en mi coraje comencé a imaginar lo que haría con la imagen de la fotocopia, incluyendo qué escribir y cómo mutilarlo. Después de unos minutos de dibujar y mutilarlo, empecé a llorar. Me golpeaba la idea de que la imagen fuera una persona real, no alguien agradable, ni una buena persona, pero sí un ser humano que Dios ama tanto como a mí, y sin embargo el querer que le sucedieran cosas malas era tan malo como lo que él me había hecho. Pude perdonarlo por el mal que me hizo. Al mirarlo de esta manera su poder sobre mí, desapareció. Su concepto de mí y de lo que un hombre real debería ser no perdió su significado, y pude emerger mi propia masculinidad. He esperado mucho tiempo para esto. Por varios años, el pequeño niño dentro de mí tenía miedo de los hombres, y tenía miedo de ser un hombre. Sin afirmar mi masculinidad y separado de esto, traté de encontrarlo en otro varón. No necesito hacerlo ya más. El dolor y la vergüenza del abuso se han resuelto y han sanado. Ahora ya no parece extraño ver un hombre crecido cuando me miro en el espejo. Ya no pienso automáticamente en todos los que son más altos que yo; solamente aquellos que realmente lo son. Y sé que soy un hombre no porque la gente así lo diga , sino porque Dios me ha creado para serlo y en su amor camina conmigo en la larga jornada de conexión a esta realidad de mí mismo. ![]() escribeme algo... anda di que si |
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