PENETRAICIÓN DE LA INVAGINACIÓN
::MI HISTORIA::


martes, junio 06, 2006

EL BESO DE MANUEL PUIG CON LA “IDENTIDAD DE GÉNERO”


Este ensayo tiene como propósito fundamental demostrar como Manuel Puig logra construir el sujeto masculino homosexual en la novela “el beso de la mujer araña” partiendo de sus vivencias particulares.


Un punto importante para entender la importancia de la construcción de género en las novelas de Manuel Puig, y en este caso particular en”el beso de la mujer araña” es entender un poco la concepción del autor acerca de la homosexualidad, que en esta novela jugara un papel importante en todo el desarrollo de la obra. Primero es importante hacer alianza con la propuesta que el autor da sobre la identidad de género. En una entrevista dada en septiembre de 1985, el escritor argentino dice lo siguiente: “Cuando la gente me pregunta: "¿Usted es gay?" digo, "soy una persona". No soy definido por lo que como para el desayuno, lo cual para mí, es tan importante como el tipo de sexo que tengo. Para mí, la homosexualidad no existe. La heterosexualidad tampoco existe. El sexo no es lo trascendental, es tan necesario como comer o dormir, una actividad de la vida vegetativa. Para mí lo trascendental es el afecto. El sexo no define nada. El sexo es un juguete que le ha sido dado a la gente para divertirse con el, para ayudarlos a olvidarse de las enfermedades y la muerte y el mal clima. El sexo no tiene sentido más allá de la diversión que es. No creo que haya diferencia entre yo y las mujeres, salvo por lo que ellas tienen entre las piernas. La distinción entre la masculinidad y la femenidad, toda la idea del reparto de roles, no es natural”. Partiendo desde esta concepción tendríamos que replantear la “construcción de género” desde Manuel Puig y tendríamos más bien que hablar de la “construcción de identidad” sin agregarle la palabra “género”.



En la novela “el beso de la mujer araña” leemos la historia de dos hombres encerrados en una misma prisión con dos visiones de mundo en principio “diferentes” pero que a medida que vamos explorando el texto nos damos cuenta que no lo son tanto. Por un lado, Valentín, un preso político en busca de la justicia para su país como ideal máximo; por el otro Molina, un homosexual afeminado en busca del hombre perfecto como eje para la realización suya como individuo. Dos hombres, dos visiones de mundo diferentes.

Sin embargo, en ese punto encontramos el éxito de Manuel Puig en sus obras pero en esta en particular es que casi que al final de la obra logra mediar estas diferencias enmarcándolas en un momento que podría ser el punto más importante de la novela, cuando Molina logra conquistar a su hombre con el beso de la mujer araña. No se trata simplemente de narrar una escena erótica homosexual o tratar de vender la idea de que todo hombre tiene algo homosexual en su interior, sino que desde la misma vivencia del autor esta novela surge como una fuerte critica a aquellas visiones conservadoras de su época que catalogaban al homosexual como un ser enfermo e inservible para la sociedad y mostrarles de esta manera como un “gay” podía desafiar aquellas miradas critica así como lo hizo Molina quien burlo todo el tiempo a los guardias carcelarios y los vuelve complices en su plan de conquista (la idea de que le den alimentos para mostrarle a Valentin que su madre lo visitaba cuando en realidad era una forma de ganarse el corazón de su compañero de celda).


Manuel Puig fue desde niño, un joven delicado que le gustaba jugar con muñecas en vez de salir y practicar deportes como lo hacían sus compañeritos de vecindad. Mientras su primo Jorge aprovechaba las clases de natación para vender su imagen como hombre y así conquistar jovencitas, Manuel o “coco” -como le llamaran de cariño- prefería quedarse sentado en el borde de la piscina presenciando aquello que poco le llamaba la atención. Su vida sexual de este modo se iría definiendo y más desde la relación distante con su padre y las relaciones homoeroticas con compañeros de su salón que pese a ser inocentes fueron construyendo en él una forma particular de ver la vida y de asumir una sexualidad diferente a los demás “Por ejemplo, recuerdo que nos solíamos reunir con un grupo de amiguitos -yo tendría siete u ocho años. Y jugabamos a (hacernos el amor). Era el jueguecito aquel de (primero yo y después vos) en el cual a mí siempre me tocaba ser el primero en bajarme los pantalones y después , cuando me tocaba el turno, los otros se negaban a cumplir con la palabra empeñada. También recuerdo que a veces venían muchachos de 12 o 13 años, y nos invitaban a que nos dejaramos tocar. El que obedecía casi siempre y sin chistar era yo; y cuando llegaba mi turno tampoco cumplían con lo prometido. De este modo la ronda era incompleta. Pero yo no me enojaba; al contrario era feliz... Recuerdo, y con placer cuando un amigo de mi misma edad (ocho o nueve años) se enamoro de mí y, por primera vez, me dio todo su cuerpo y yo le di el mío. Claro, aquello fue una suerte de amor platónico porque fisicamente no podíamos hacer nada fuerte, pero la pasabamos muy bien (Almada: Pag 95).



Ese rol que empezó a asumir como pasivo desde niño en las relaciones homoeroticos que tenía se proyecta en Molina, un hombre que no se siente hombre sino se identifica con la identidad propia de una mujer. Vemos en Molina un reflejo de la realidad homosexual de Manuel Puig, ya que no es lo mismo hablar de un hombre homosexual que ejerce el rol activo en una relación sexual al que ejerce el rol pasivo. Amigos de Manuel Puig decían que él se llamaba así mismo “una -gran reina- atraída por el sexo anal y los hombres duros de penes grandes: obsesión descrita en gráfico detalle en The Buenos Aires Affair” (Lagevine: Pag 83). Una obsesión que se halla en los hombres homosexuales pasivos en la busca indirecta de protección masculina que probablemente no hallaron en la imagen de un padre psicorigido que les mostro un nivel de masculinidad que siendo niños se hicieron a la idea que no podían alcanzar.



La relación paternal entre Manuel Puig y su padre no fue del todo mala pero no lo que se debía esperar entre dos miembros de una familia. Su padre, un hombre dedicado a su familia vio en el joven escritor una esperanza para su familia no sólo por haber salido varón sino porque tenía rasgos provenientes de su ascendencia italiana -un hecho considerado de buena fortuna para los argentinos de la época-, lo que no sabía su padre era que tales rasgos no sólo eran considerados por los argentinos como señales de nobleza sino también de homosexualidad ya que la sociedad argentina creía que esta forma de sexualidad había llegado al país traída directamente por los italianos.



En cierta ocasión, su padre, pronuncio una frase que marcaría la vida de Manuel y su posterior escritura. Él exclamo “Mejor tener un hijo muerto que un hijo marica” (Levine: pag 50). Partiendo de ese sentimiento ausente entre padre e hijo es que Puig escoge la tematica de un gay que busca protección emocional en los brazos de un hombre heterosexual: un niño buscando el abrazo de su padre. Dado los maltratos emocionales que recibía de su figura paternal y la distancia abrupta entre ellos, Manuel se empieza a identificar con la mujer sometida que afianza su existencia en ocupar una posición inferior frente a un hombre dominante. En “el beso de la mujer araña” se aprecia en el rol de mujer sufrida que experimentan cada una de las mujeres protagonistas de las películas que Molina le cuenta a Valentín. En el fondo es simplemente un acto de identificación con una mujer que lucha por ganarse o conservar un amor que le puede ser quitado en cualquier momento.





Este aspecto también se evidencia en la novela en las veces que Molina intenta indirectamente ganarse el afecto de Valentín 1dándole comida.



Manuel Puig sostenía que Freud era el inventor de la novela del siglo XX “Si somos gobernados por el incosciente, ningún narrador puede ser omnisciente” (Lavine: pag 221), por eso es difícil para un escritor desligar su personalidad y vivencias de lo que escribe. Pero cabría la pregunta de por qué un hombre homosexual escriba tanto en una novela sobre mujeres. Parte de esa pregunta ha sido contestada desde Molina para entender el rol pasivo del escritor argentino, pero “Manuel era intuitivamente politico en su escritura y de modo más explicito en -el beso de la mujer araña- aunque no era un vocero público como otros escritores. Sus novelas también podían considerarse feministas. En los 70`s el feminismo se definia como pluralista, no sólo centrado en las mujeres sino en cada uno de los temas que se trataban de modo diferente. No importa que orientación o identidad sexual uno adopte o desde donde escriba, el respeto por la diferencia, o el reconocimiento de lo diferente, hacia que el enfoque de uno fuera feminista” (Rice: Pags 246-247).



El beso de la mujer araña” busca explorar a la mujer romantica que idealizaba al hombre perfecto así como lo hacía Molina con Valentín y como lo hizo Manuel en los setentas con aquel joven escritor mexicano que no compartía sus mismas inclinaciones sexuales. El usar un hombre que se identifica con una actriz en busca de un hombre pefecto fue una burla contra el estereotipo cultural que asociaba la homosexualidad al afeminamiento y posteriormente a la debilidad.



La cultura argentina y más la homofobica de los tiempos de la dictadura veían en el homosexual un enlace débil en la sociedad que debía ser eliminado. El hombre que es masculino en su esencia no podía mostrar ningún tipo de emoción ya que eso significaba un declive en su masculinidad y una debilidad que podía ser aprovechada por un “otro macho fuerte”. Acto que vemos en un hombre heterosexual que temina ansiando tener intimidad con un hombre homosexual por quien ya siente algo de afecto. Un “hombre” sacando su parte femenina. En este punto volveríamos a las palabras de Manuel acerca de la no existencia como tal de una identidad de genero o una identidad sexual definida. En aquella prision no eran dos hombres machos los que se encontraban ni tampoco dos hombres afeminados ni un homosexual o heterosexual, eran “dos hombres y dos mujeres” (entrevista con Christopher Street. Abril 28 de 1971). De ahí la pertinencia de las citas textuales dadas intencionalmente por Puig que tenían la misión de educar tanto a las victimas como a los ejecutores de la homofobia en América Latina y mostrarles así que cada hombre tenia una parte femeniana asi como se supone las mujeres tienen también sus aspectos masculinos.



No obstante, no sólo las vivencias y la ideología del autor se enfocan desde Molina. Si hablamos de que Valentín también tenía su parte femenina podemos afirmar como Manuel Puig plasma sus vivencias como hombre desde su rol como activo. De niño, equilibraba el rol pasivo al cual era sometido en su sexualidad con uno de activo cuando se trataba de interpretar las películas que veía con sus amigos. Allí ya no era el que se dejaba tocar, era él quien tocaba. Su familia dice que le gustaba interpretar papeles masculinos en sus obras y delegaba los menos fuertes a sus compañeros. En Valentín el autor exorcisa sus deseos de ayudar a construir una identidad como individuo que no se completaría del todo sino asumiera las vivencias propias de un hombre que no es homosexual.



Finalmente vemos que Manuel Puig refleja la realidad del hombre homosexual contemporaneo en dos imagenes yustapuextas que finalmente conformaban la identidad individual del escritor. Tanto Valentin como Molina tienen rasgos de Puig y de ahí el valor de la obra dentro del posboom pues rompe con los esquemas que se habían trabajado cuando a la hora de escribir de un homosexual se trataba y logra dignificar lo que por tanto tiempo no pudo por hallarse en una sociedad que lo condenaba por ser diferente “La mayoría de los homosexuales, tanto varones como mujeres, informan que experimentaron sentimientos de soledad en la infancia, que se consideraban ellos mismos raros y diferentes y trataron de preservar su privacidad y su mundo interno. Esto los llevo a ser especialmente perspicaces, observadores e introspectivos. Seguramente tratar de entenderse ellos mismos, de funcionar en un mundo hostil, en el cual no existían modelos de roles para ellos, en el cual lo que era bueno para ellos era malo para los demás, los volvió originales y creativos”. Y ese es Manuel Puig un hombre que aún después de muerto arma su propia revolución sobre la dignificación del hombre homosexual en el mundo moderno a través de la narrativa moderna.



BIBLIOGRAFÍA



  • ROCHE, Almada. Cuándo será el día que me quieras: Conversaciones con Manuel Puig. Buenos Aires: Vinriguera, 1992.

  • PUIG, Manuel. El beso de la mujer Araña. Paidos: Barcelona, 1986.

  • RICE Sayre, Laura. Dominación y deseo. Materiales de escritura feminista en el beso de la mujer araña. De Mary a Caws: Nueva York, 1986.

  • LEVINE, JILL, Suzanne. Manuel Puig y la mujer araña. Su vida y sus ficciones. Editorial Seix Barral: Barcelona, 2002.

  • ARDILA, Ruben. Homosexualidad y psicología. Editorial el manual Moderno, Bogotá, 1998.












1Una familiar cercana a Manuel Puig decía que de pequeño el solía regalarle comida a sus compañeritos para ganarse el afecto de ellos. En el homosexualismo se aprecia más en hombres pasivos quienes buscan a través de regalos y presentes agradar a los hombres como sentían que debían hacerlo con sus padres.


Posted by nohequ :: 5:50 a. m. :: 0 COMENTARIOS:

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