PENETRAICIÓN DE LA INVAGINACIÓN
::MI HISTORIA::


sábado, febrero 03, 2007

No tengo ganas de nada


Todos vamos a tener nuestra oportunidad en la vida, nuestro tiempo justo para lograr algo. Todos. De pequeños a grandes.


Son las mujeres que dicen: “Ya no tengo ganas de vivir”; “Termina el año y no tengo expectativas ni esperanzas para el año que viene”; “No tengo muchas metas, no me he propuesto muchas cosas”; “Este año fue un año más, no hubo grandes transformaciones en mi vida, no hubo cambios”; “La verdad no tengo ganas de nada: no tengo ganas de encontrarme con nadie, no tengo ganas de iniciar el año, no tengo ganas de ponerme metas ni objetivos”.


A nivel humano, nosotras nos podemos felicitar por las cosas que hemos logrado en este año pasado. ¿Por qué te podrías felicitar? Decí: “Me felicito por…” y decí lo que lograste.


Pero tal vez hubieron cosas que no lograste, cosas que te propusiste y no lo lograste, áreas de tu vida en donde sentiste fracaso. ¿En qué áreas sentiste fracaso, una especie de tristeza porque no llegaste a lo que esperabas? Tal vez alcanzaste en el área emocional algo positivo, pero tal vez en el área económica no lograste nada positivo; tal vez lo alcanzaste en el área económica, pero no en el área física; tal vez alcanzaste algo positivo en el área espiritual, pero no lo alcanzaste en el área emocional. Si hacemos un balance tal vez conseguimos muchas cosas pero otras no. Nos evaluamos y nos sentimos fracasadas.
¿Cómo pensás que Dios está evaluando tu año?


¿Qué es lo que crees vos que piensa Dios con respecto al año que pasaste? ¿Cómo te ve Dios: como una victoriosa o como una fracasada? ¿Qué es lo que está pensando Dios de vos? ¿Qué tipo de evaluación hizo Dios de tu año?


Esa es la pregunta que vos le tenés que hacer a Dios: “¿Qué te parece? ¿Cómo me fue en este año? ¿Qué te parece lo que logré? ¿Y qué hacemos con lo que creo que no logré y pienso que es un fracaso?”.


Cuando un profesor toma un examen, el profesor está en silencio, cuando enseña es cuando habla; pero cuando toma el examen dice “Todo el mundo haga silencio” y él también hace silencio. Así es Dios.


¿Cuántas de ustedes pasaron por un momento en donde sintieron que Dios estaba en silencio? Orabas, él no te respondía; le preguntabas, no te decía nada; pedías palabra profética y no te decía nada. Eso era porque Dios te estaba tomando examen, y cuando Dios toma examen Él hace silencio. Hubo muchos momentos en este año donde estuvimos dando examen. Yo quiero decirte que en esos momentos donde vos sentiste que Dios no te hablaba, donde vos sentías que Dios no estaba al lado tuyo, era porque Dios te decía: “Yo ya te enseñé y ahora esto lo podés hacer sola”. Y vos decís: “Pero esto no me salió tan bien, yo siento que en realidad no aprobé el examen”. Entonces te frustrás. Pero Dios te dice: “Si no aprobaste, no te preocupes, porque vamos a empezar de nuevo. Si hay algo en este año que no te salió, no te preocupes, vamos a empezar juntos otra vez. Y te voy a explicar todo lo que te tenga que explicar para que apruebes el examen”


Hay dos momentos en la vida: un momento donde Dios nos enseña; y otro momento donde Dios nos toma examen y en ese momento nos dice: “Hacelo vos”. Y si algo te salió mal, no te sientas fracasada porque Dios va a volver a tomarte y va a iniciar todo el proceso de nuevo y, como ya viste muchas cosas antes, esto va a ser más rápido, más corto y el próximo examen lo vas a aprobar de la mano de Dios.


Cuando el pueblo de Israel estaba en el desierto, la Palabra dice que ellos no aprobaron el examen, ¿Y qué les dijo Dios? “Vamos a dar una vueltita más por el desierto”. Y al otro año no aprobaron el examen y Dios les dijo: “Vamos a dar otra vueltita más por el desierto”.


Porque Dios no está preocupado por el tiempo. Vos decís: “A mí se me pasó este año, perdí este año que podría haber hecho este negocio, perdí este año que podría haber formado una pareja, perdí este año que podría haber sido líder”. Y Dios te dice: “Yo no estoy preocupado por el tiempo como te preocupás vos”.


Dios no usa el reloj como lo usamos nosotros, pero dice la Palabra en Eclesiastés que “ Tiempo y ocasión acontecen a todos”. Todos tenemos oportunidades en Dios. Y lo que no lograste este año, preparate, porque el año que viene te va a ocurrir, que lo que no te pasó te va a empezar a pasar, que lo negativo se va a transformar en algo positivo.


La única manera en la que podemos fracasar los cristianos es cuando nos rendimos
La única posibilidad de fracaso es rendirse, y decir: “No lo intento más”, “No lo hago más”, “No me interesa más”. Es la única manera porque estás destinada para la victoria.


Lo que hoy no te salió, mañana te va a salir. Hoy no te fue bien, pero mañana te va a ir bien; hoy las cosas no salieron como imaginabas, pero mañana saldrán como vos y como Dios la ha imaginado para tu vida.


Lázaro estaba enfermo y decía: “Jesús, estoy enfermo, vení a verme” y Jesús no aparecía. Lázaro iba empeorando y decía: “Jesús, estoy enfermo, vení a verme” y Jesús no aparecía. Lázaro murió y decía: “Jesús, vení” y Jesús no aparecía. Ya habían pasado dos días y, sin embargo, Jesús no aparecía. Lázaro ya daba olor y Jesús no aparecía. Porque Jesús no tiene el reloj como lo tenemos nosotros.
Hay momentos en donde Dios deja que tu sueño se muera.


Hay momentos donde Dios permite y se va atrasar lo suficiente tal vez para que ese sueño, esa meta que vos querés alcanzar, se te muera. Tal vez la conversión de tu marido y viste que este año no se convirtió; tal vez la conversión de tu hijo; tal vez ese nivel económico que querés obtener y no viene. Y muchas veces, Dios permite que tu sueño se muera y que empiece a oler feo, para que Él purifique toda tu vida, y para que cuando Él te lo de, solamente Él se lleve toda la Gloria. Cuando Jesucristo llegó a la tumba sólo Él se llevó la Gloria de la resurrección de Lázaro.


Cuando todos tus sueños tal vez mueran y hasta, tal vez, empiecen a oler feo, Jesús va a venir, te va a tomar de la mano, te va a dar lo que te tiene que dar y la Gloria se la vas a dar solamente a Él. Dale la Gloria y la honra a Jesucristo.
Yo me encuentro con un montón de mujeres que me dicen: “Hace años que vengo orando por mi marido, usted no sabe cómo oro por mi marido para que se convierta”. Y Dios te dice: “Voy a esperar a que se muera tu oración, para que cuando tu marido se convierta la Gloria me la des a mí”. Porque hay gente que pasa a dar testimonio y dice: “No sabe lo que yo oré por él, años orando, y al fin se convirtió”. Y la Gloria no es de ella. Tal vez te cansaste de orar, y Dios te dice: “Ahora voy a actuar Yo”. Tal vez te hartaste de buscar y buscar y Dios te dice: “Ahora voy a actuar Yo, porque Yo quiero que me des el crédito, quiero que me des la Gloria”.
¿Qué cosas no te ocurrieron este año? ¿Se te murieron algunas cosas? ¿Hay algunas penas en tu corazón, algún dolor? Dios te dice: “El año que viene, en el momento menos indicado, lo vas a ver y me vas a dar la Gloria”.


Dios no está preocupado por el tiempo
Ester 2: 15


En un momento determinado a Ester se le presentó el momento indicado para presentarse delante del Rey. Yo quiero decirte que hay un momento donde es tu turno, hay un momento, un día indicado, una fecha y hora indicada que va a ser el turno que Dios te da para que te presentes delante de Él, para que Él descienda el cetro y para que te de todo lo que estás necesitando. Así como Ester se preparó, vos tenés que preparte. Ester se preparó doce meses. Eran doce meses porque el Rey tenía que asegurarse que las mujeres que entraran a ese concurso no estuviesen embarazadas, que en doce meses se podía ver, si alguna estaba embarazada, ese hijo no era del rey. El rey se tenía que asegurar que todo lo que naciera fuera de él.


Dios a veces te hace esperar porque Él quiere que todo lo que nazca de tu vida sea de Él, Dios quiere que todos los sueños que nacen de tu corazón, sean de Él, que no sean de la carne, que no sean del enemigo, no sean de tus pasiones desordenadas, sino simplemente que sean de Dios. Por eso te preguntás: “¿Y cuánto tenga que esperar?”. Y Dios te dice: “Hasta que Yo me asegure, hasta que vos entiendas que ese embarazo que está adentro tuyo, me pertenece, que ese sueño es mío y Yo te lo di; que ese logro que vas a tener viene de mi mano”.


Yo quiero decirte que Dios te dice que este año ha puesto embarazo dentro de tu vida y que vas a parir dentro de poco porque Él te ha estado formando este año y que Él se ha asegurado que el sueño que ha puesto en tu corazón es solamente de Él, y que le vas a dar la Gloria y que vas a parir lo que el Rey quiere.


Hay tiempos que nosotros no controlamos que le pertenecen a Dios
Pero hay tiempo que sí controlamos. La Palabra dice que una vez hubo una mujer que se atrevió a tocar el manto de Jesús, que determinó por su propia cuenta esa cita con Jesús.


Hay un tiempo en que vos y yo podemos determinar que es el tiempo de nuestra cita con Jesús
Tal vez no puedas determinar el tiempo en que se convierta tu marido: tal vez no puedas determinar cuando pueda convertirse tu hijo; tal vez no puedas determinar cuándo se va a hacer realidad ese sueño, pero sí hay un tiempo que sí podemos determinar que es el tiempo de la cita con Dios. Hubo una vez una mujer que estaba muy enferma pero que escuchó de Jesús y dijo: “No voy a recorrer más los médicos que recorrí, ya fue tiempo de médicos, ahora me voy a tomar de Jesús”. Ese día ella determinó que su cita estaba con Dios, que su sanidad venía de la mano de Jesucristo, que su poder venía de la mano de Jesucristo, que la misericordia que necesitaba venía de la mano de Jesucristo, que la prosperidad que estaba necesitando venía de la mano de Jesucristo.


Yo quiero decirte que cada vez que vos tengas una cita con Dios, vos ponés el momento, vos determinás cuándo te encontrás con Dios, vos determinás: “Yo quiero estar con Él porque con Dios todo lo demás viene por añadidura”. Dios nos está preparando en este tiempo para entrar en sus profundidades, quiero decirte que vos vas tener la autoridad y la capacidad para determinar cuándo te vas a encontrar con el Señor.


A veces tenemos tantas cosas que nos olvidamos de tener un encuentro con el Señor. Y hablamos como si habláramos un lenguaje sencillo, simple, sencillo: “Dame esto, dame aquello”, cantamos una canción. Y Dios dice: “Quiero que determinen cuándo seriamente se van a encontrar conmigo”.


Querida mujer yo quiero decirte que Dios está esperando que determines un tiempo para el encuentro íntimo, así como esta mujer Ester determinó que ese día tenía que encontrarse con el rey, vos tenés que determinar cuándo es tu tiempo para encontrarte con el Rey. Tal vez tengas que levantarte más temprano, tal vez tengas que acostarte más tarde, tal vez te lleve más tiempo, porque lo que vas a determinar es el tiempo con Dios.


Dios te capacitó, te dio autoridad para que vos solamente determines el tiempo de encuentro con Él, porque cuando vos estás con Él, vos tenés todo; vos con Él te despreocupás, después de haberte encontrado con el Rey podés salir a la calle y no preocuparte nada más por lo que ocurre en el día ni por vos ni por tu familia.
Hay un tiempo que vos tenés que determinar.


Dios anhela que tomemos decisiones, Dios anhela que decidas algo y a veces tenemos miedo de decidir, a veces tenemos miedo de organizar nuestra vida y tomar decisiones. Como mujeres, en este año nuevo, tenemos que aprender a tomar decisiones espirituales. Tal vez vos tengas que tomar una decisión espiritual importante porque, sino, siempre vas a sentir que no tenés ganas de vivir. Porque, sino, se te mueve el espíritu adentro, el resto no camina. Si no hay fuego del Espíritu adentro, el resto no sirve para nada.


Tenés que tomar la decisión de encontrarte con Dios, tenés que tomar la decisión de poner ese turno para encontrarte con Dios para que Dios te embarace, para que Dios ponga cosas nuevas este año en tu vida, para que Dios transforme tu sueño y lo agrande.


Muchas veces las mujeres tenemos tanto orgullo que pensamos que todo pasa por nosotras. Creemos que todo lo que Dios hace es por nosotras, pero yo vengo a darte una noticia triste, yo quiero decirte que no todo tiene que ver con nosotras, que a veces Dios te pone en ciertos lugares. Tal vez te pone en ciertos lugares donde no querías estar; tal vez estuviste viviendo situaciones que no querías vivir, porque todo no tiene que ver con vos. Dios no te puso ahí porque necesitaba ponerte ahí para que enseñarte algo a vos, sino que te puso ahí porque sabía que eras la única mujer capacitada para cantarle y para adorarle para que Dios soltara bendición en medio de ese ambiente. Tal vez estuviste en un trabajo donde no te gustó estar y vos dijiste: “Señor, esto no es lo que te pedí, ¿por qué tengo que estar acá?”. Dios te puso en ese ambiente porque en ese ambiente, la única que sabe adorar, la única que sabe cantar, la única que sabe clamar, eras vos. Y vos, en medio de ese sufrimiento, comenzaste a cantar, a adorar, comenzaste a clamar y Dios fue con un balde lleno de bendición y soltarlo en ese lugar donde había tinieblas.


Tal vez estuviste en lugares donde no quisiste estar, tal vez estuviste en situaciones que no quisiste vivir, que tal vez te tuviste que agarrar broncas que no te querías agarrar, pero no era por vos, era porque el lugar en donde estabas necesitaba de la bendición de Dios. Y Dios dijo: “Voy a poner a una mujer que me sepa cantar, que sepa adorar, que sepa clamar, que sepa fluir en el espíritu; porque entonces cuando Yo la escuche a ella voy a soltar bendición hasta que sobre y abunde”. No todo tiene que ver con nosotros, tiene que ver con los planes y propósitos de Dios.


Dios nos posiciona y nos mueve como Él quiere
Tal vez pasaste cosas horribles este año pero no te diste cuenta de la bendición. Viniste a las reuniones, pero no te diste cuenta de la bendición; te oraron y no te diste cuenta de la bendición; y decís: “¿Para qué me sirve todo esto?”.
No tiene que ver con vos, tiene que ver con que Dios te necesitaba en ese lugar para derramar algo en ese lugar. Ahora tal vez Dios te saque, tal vez Dios te ponga en otro lugar y vos digas: “Señor ¿qué hago acá?”. Pero recordá esta palabra: “Si Dios me puso acá es porque soy la única que puedo clamar, que puedo alabar, que puedo bendecir. Y Dios va a responder a mi ruego, Dios va a responder a mi clamor, Dios va a responder a mi adoración y todo el lugar en donde estoy va a ser transformado para la Gloria de Jesús”.


Las cosas han cambiado
Estaba el pueblo de Israel en el desierto y era guiado por Dios a través de una nube y una columna de fuego. La nube iba a la mañana, cuando la nube se detenía el pueblo también; cuando se movía la nube, el pueblo también. A la noche estaba la columna de fuego y sucedía lo mismo. Pero las cosas cambiaron. Vino Josué, que fue el sucesor de Moisés. Josué estaba pensando que así como Dios estuvo con Moisés, así estaría con él; Josué esperaba la nube y la columna de fuego. Pero eso no pasó porque Dios cambió las cosas. Dios está cambiando las cosas.


Ahora, Dios ya no estaba por delante, estaba por detrás, Dios le dijo: “Yo voy a estar contigo como estuve con Moisés, pero ahora mi presencia no va a ir por delante, va a ir por detrás, cuando vos te muevas Yo me muevo, cuando vos te detengas, Yo me detengo. Cuando vos quieras conquistar, Yo voy detrás, te sigo, te ayudo a conquistar. Cuando vos quieras detenerte, Yo me detengo”.


Las cosas han cambiado porque dice la Palabra que a los justos nos persigue la Gloria de Dios. Cuando vos impongas las manos, Dios se va a mover y va a sanar a ese que vos le pusiste las manos. Si vos querés un lugar para conquistar, vas a pisarlo y Dios va a venir a pisarlo y te lo va a entregar a vos. Si vos querés prosperidad, vos vas a tener que conquistarla, vas a tener que moverte, Dios va a venir por detrás y te va a sellar aquello que has conquistado. Si vos te ponés a adorar, Dios se mueve de tal manera que va a descender Su presencia delante de tu vida. Cada vez que te muevas en este año que se inicia, Dios te va a acompañar por detrás y va apoyar todo lo que hagas porque las cosas han cambiado.


“Señor, tengo que predicarle a esta persona, es el tiempo” y Dios te dice: “Si vos abrís tu boca para predicar, Yo lleno tu boca con palabras de bendición”. “Señor, tengo que hacer este negocio” y Él te dice: “Si vos te empezás a mover en fe, yo te acompaño, Yo sé lo que estás haciendo y te doy el negocio que querés hacer”. Dios se va a mover si vos te movés.


Hay gente que dice: “Señor: hacé algo. Estoy esperando que hagas algo”. Y Dios te dice: “Y yo estoy esperando que vos lo hagas”. Te tira la pelota. Dios te dice: “Es el tiempo de decidir que te vas a encontrar conmigo porque si te encontrás conmigo, Yo voy a hacer como hizo el rey con Ester, yo te voy a extender el cetro”. El rey le dijo a Ester: “La mitad del reino te daría”. Ester no respondió palabra.


A veces Dios te va a decir: “¿Qué querés?”. Y a veces te va a decir: “Te doy esto”. Y depende de vos aceptar o no. ¿Sabían que Dios juega con nosotros? Vos le vas a decir: “Yo quiero que mis hijos se conviertan” y Dios te dice: “Este año se va a convertir tu hijo” y vos le vas a decir: “Sí Señor, lo creo”. Pero vos le tenés que decir: “No Señor, yo te dije todos”.


El rey le dijo a Ester: “Hasta la mitad del reino te daría”. Ester no respondió porque Ester no quería la mitad del reino; si el rey le podía dar todo, ¿por qué se iba a conformar con la mitad del reino? Ella quería más que la mitad del reino, que era la liberación de todo su pueblo.


¿Por qué te vas a conformar con menos si Dios tiene más para darte?


Por eso Dios va a venir a tu vida y te va a decir: “Te voy a dar esto este año”. Y vos le vas a decir: “No, eso no Señor, yo quiero más”. Cuando vos te muevas, Dios se va a mover, cuando vos camines, Él va a caminar detrás de ti, cuando vos conquistes, Dios va a conquistar para vos. Si vos te atrevés a estar delante de la presencia, Él te va a decir: “¿Qué querés?”. Y vos le vas a poder decir: “Quiero más”.
A la mujer obediente, le sigue la Gloria de Dios. Dios a veces juega porque quiere ver tu fe.


¿Querés más? Dios te va a dar más, no te conformes con la mitad del reino, si Dios tiene para darte más.


Tenés que aprender a estar activa en el reino de Dios, tenés que aprender a moverte.
Lo que inicies este año nuevo, Dios lo va a respaldar porque te atreviste a tener una cita con el Rey.


Decile al Rey: “Señor yo quiero todo, no quiero poco. Yo no soy una mujer que se conforma con poco”.


Por muchos años muchas mujeres se conformaron con poco, por muchos años se conformaron con la jubilación, con la pensión; se conformaron con un sueldo miserable; se conformaron con una vida emocional miserable; por mucho tiempo estuviste viviendo con mucho menos de la mitad del reino. Pero este año que se inicia Dios quiere darte todo y depende de que te muevas, depende que te atrevas a tener cada día una cita con el Rey.



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Posted by nohequ :: 8:32 p. m. :: 0 COMENTARIOS:

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