DEJEMOS HABLAR A DAMIAN

Por la mañana me fui a caminar sin rumbo fijo, ese día había amanecido muy mal animicamente y me sentía mal que decidi caminar por no tener que tropezar con nadie. Por mi mente pasaban muchos recuerdos que me quemaban por dentro y que no podía borar aunque quisiera.

Nunca había recibido amor de ellos. Sólo había recibido maltrato físico y sicologico, privándome de muchas cosas que como niño anhele tener.

Llegue a un parque y me senté en un sillón mientras que al frente veía a un niño quefeliz jugaba con las palomitas que se encontraban allí comiendo los granos que su madre les botaba; y lo odiaba tanto, porque aquel niño tenía lo que yo nunca había tenido. El destino ni se asomo para darme una madre que me amara tal y como ese niño la tenía.

Encogiéndome de hombros seguí llorando, porque ese vacío aterrador que sentía no lo podía matar la droga o el sexo ni se borraba con el pasar del tiempo al contrario crecía y cada vez me debilitaba más.

Del bolsillo de la chaqueta saque el arma que comunmente cargaba y reviosándola me di cuenta que faltaba una bala. Entonces dije, que iba a rodar la ruleta, iba a pretar el gatillo y me iba a disparar y si era del destino que no me fuera, entonces que para mí suerte o maldición, al dispararme no cayera en la bala deseada.

Cerré los ojos, levanté el arma y me la coloque justo en la sien. Aprete el gatillo y la dispare, y para cumplir lo que había dicho, quedé con vida.